He trabajado/ganado dinero desde muy joven haciendo todo tipo de cosas cuyo único límite ha sido que fueran legales:
- recogiendo cascos de botellas cuando eran retornables
- cobrando derechos de autor por mi curso de introducción a Linux Ubuntu
- limpiando la cuadra de la familia de un amigo en Herencia
- cambiando cintas de backup como operador de sistemas Unix
- recogiendo cartón para una ONG
- siendo gerente de cuentas como Terra o Enagas en Acotel
- vendiendo calendarios puerta a puerta de esa misma ONG (menos trabajo, más pasta)
- siendo comercial primero y luego responsable de desarrollo de negocio de Masscomm
- repartiendo pizzas en vespino en Pizzaphone y Telepizza
- dando clases particulares de Inglés a mi buen amigo David Martinez Germán
- siendo Director General, Comercial, Ceo y Cofounder
- limpiando pisos y entregando llaves de Viviendas de uso turístico
- vendiendo
Esta retahíla y este artículo, vienen al hilo de las profesiones cuya demanda no se cubre, esa característica tan extendida de empleos como el de vigilante de seguridad del que escribí hace nada, o el de auxiliar de geriatría, o el de jornalero, recogedor de fruta del que hablan hoy en el suplemento XL de los diarios del Grupo Vocento.

El artículo está muy bien, pero me mata el enfoque victimista sobre los universitarios, pobrecitos ellos del titular «De universitarios a jornaleros». Este tipo de trabajos, que tienen una estacionalidad alta, requieren de mucha mano de obra y en algunos casos escaso valor añadido, pueden ser un desastre para la estructura económica y social de un país, si son la única alternativa, pero también son una fuente de oportunidades individuales y sociales si los usamos como base, para esa industria agroalimentaria, donde la ingeniería, la inteligencia artificial, el diseño, el packaging, la industria auxiliar… añadan capas de valor y de empleo de calidad.
Así que, el problema no es que un universitario, tenga que limpiar fruta, pisos o culos, sino que lo tenga que hacer sin contrato, de sol a sol, cobrando una miseria y/o en negro.
Y para hacer amigos, en breve escribiré algunas ideas sobre porque, como país, desperdiciamos recursos invirtiendo en universitarios que hacen más ricos a otros países, en vez de, reencauzar el camino a la Universidad como fuente de conocimiento y enriquecimiento personal, y no, como escuelas de FP de larga duración y alto coste.
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