Miércoles, habiendo encallado en martes, pues ha empezado agitado, solo la marea alta te hace posible desencallar, así que he aprovechado para coger impulso y antes de salir de casa ya había enviado diez mil millones de correos, entre otras cosas, para enterarme que hoy es la patrona de mi pueblo, la virgen de La Almudena.

Después de salir a la calle, el lio ha seguido, pero en este caso muy bien conducido, de forma que he empezado mi clase de Acelera-T casi hasta relajado, habiendo tenido tiempo de dejar resumen escrito de la semana 3 de iDispensa.

Una vez viendo la calidad de las presentaciones y la intensidad de los trabajos de mis compañeros se me ha venido otra vez toda la responsabilidad encima, la metodología está genial, el proyecto es bueno y la oportunidad, tiempo y lugar son perfectas, así que voy a aprovecharlas como me merezco, estando aquí y ahora. Lo he visto tan claro que por primera vez en mi vida he rechazado una oferta de trabajo.

De ahí lo de ¿La primera vez siempre duele?

Lo he puesto entre interrogaciones porque tengo dudas y obviamente voy a compartirlas.

La primera vez que despedí a alguien no me dolió. Recuerdo perfectamente que fue en Acotel, un tipo, tan técnicamente brillante como mala persona, intentó que despidiéramos a algún compañero suyo por diferencias menores haciendo valer su caché técnico y nos dejó mal en compromisos sencillos. El día que se tomó la decisión y con la carta escrita, era el primer despido que hacíamos en Acotel ya que en la época de la burbuja de Internet no te daba tiempo a echar la gente, en todo caso se iban ellos a cobrar más dinero a otra empresa, nadie de los que estaban en la oficina quería dársela. Yo llegué de una visita a un cliente y cuando me comentaron lo que pasaba me ofrecí voluntario, el quería que lo despidiéramos y yo quería despedirlo así que no hubo dolor e incluso comimos, con algún otro compañero, juntos.

De la primera vez que me despidieron habéis leido ya alguna cosilla, así que está vez si puedo afirmar que la primera vez que me despidieron me ha dolido y porque no decirlo, por mucho ánimo, alivio y alegría que sienta todavía me duele.

En cuanto a la primera vez que he rechazado una oferta de trabajo, no sé si alguna vez rechace alguna otra cosa, no lo recuerdo y si lo hice alguna vez fue porque no me interesaba en absoluto, pero no ha sido este el caso. La oferta ha sido de una gente a la que estimo mucho, de una empresa que me encanta y me fue hecha en un momento en el que me hacía falta, por todo ello me ha costado mucho decir que no.

Así que, con un respingo enorme porque todos mis genes y ancestros adictos al trabajo se me revuelven ante tamaña locura, debo pagar la confianza y el cariño con que se me hizo la oferta, con presteza en la respuesta y la honestidad de reconocer que ahora no podría dar lo que se espera de mí.

Respondiendo a la pregunta, esta «primera vez» no duele,  por que,  a pesar de que es una decisión difícil, después del respingo, respiro hondo y siento que las cosas están donde deben estar.

Así que si quieres responder a la pregunta mi recomendación es que busques en tu interior.

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(y a mi este libro me ayudó bastante a empezar a verlo claro 😉