Si hubiera sido previsor, o hubiera tenido el talento de los buenos guionistas, hubiera zanjado este blog con un post con esa frase tan chula de Terminator (o antes aún del General Mc Arthur).

El caso es que dejé de escribir en este blog, en primer lugar para que el efecto terapéutico que tenía, no se transformara en un recordatorio permanente de las cicatrices, pero sobre todo porque tenía que concentrarme en nuevos horizontes.

Dieciseis meses después, mi proyecto iDispensa está congelado, yo vuelvo a tener ingresos recurrentes, de esos que alivian la sensación de vacío en el estómago, en un nuevo proyecto The New Ads, que me permite combinar la ilusión y tensión de un proyecto en fase de crecimiento, con la tranquilidad de que hay un equipo solvente y clientes que garantizan una estabilidad financiera.

La vida no ha dejado de sonreírme, y es innegable que la situación económica de mi entorno, ciudad (Logroño), región (La Rioja), país (España) y en mi red de contactos l hay mucha gente cuyo trabajo cambia a mejor y cuyo sueldo sube (aunque menos de lo que se merecen).

Pero, siempre hay peros, sigo viendo a mi alrededor gente que se pierde, o que no acaba de encontrarse, gente que en un mundo donde hay cientos de cursos, no encuentran el que les ayude, que habiendo vacantes sin cubrir, siguen de vacaciones forzosas, empresas que buscan talento y no lo encuentran…

Después de algunas vueltas a este tema, recientemente me ha picado la sana envidia al asistir a la puesta de largo de getmanfred una buena muestra de que una idea (una empresa que ataque el problema de encontrar un empleo, desde el punto de vista del trabajador en vez de desde el punto de vista de la empresa) no vale nada, la pueden tener miles de personas a la vez.

Entretrabajos pudo ser eso, pero se quedo en un blog personal y quien sabe si la envidia (en este caso creo que sana) de David Bonilla me lleva a transformarlo en una realidad.