En la entrada «Volveré – I’ll be back» os introduje a David Bonilla, una persona a la que no conozco en persona, pero que como os indiqué, me produce una envidia sana por su constancia para hacer cosas que yo debería hacer pero que no hago.

Este domingo, su Bonilista llevaba el título de «El junior» y la anterior «El cartel» y en ambas se trataban dos aspectos importantes del mercado de trabajo en el sector de Tecnologías de la Información en España.

En «El cartel» hablaba de una condena a un grupo de grandes consultoras españolas por distorsionar el mercado de IT en el ámbito de la contratación pública. En España esto significa una parte enorme del pastel y repercute por tanto en el resto del mercado. En este caso, se acusa y condena a estas empresas de servicios por simular competencia e «hinchar» precios.

No seré yo el que defienda estas prácticas, pero en los años más duros de la crisis y al hilo de «objetivar» las contrataciones, el bajar los precios era la única consigna. En numerosos casos las AAPP han sacado concursos ligados a «perfiles» donde la presión de precios a la baja ha sido terrible. Y no, no me refiero solo a IT, en el caso de la seguridad privada que también conozco, los pliegos por debajo de convenio han hecho mucho daño a las empresas «serias». Pero no solo a ellas, sino también a los trabajadores y a muchas AAPP. Que en los casos más extremos han visto suspendido el servicio porque como dice el refranero «no se pueden dar duros a cuatro pesetas».

En el ámbito de la contratación pública, un junior quiere decir barato, independientemente de la capacidad real de la persona y para vergüenza de todos hay dadjudicaciones donde hay grandes profesionales contratados a precio de Junior.

Pero en la parte personal, si hablamos de la palabra Junior, me viene a la cabeza la imagen de un joven imberbe, delgadito y con granos al que todos llamabamos Borjita.

Fijaros lo Junior que era que tuve que esperar a que cumpliera 16 años para contratarle, y desde entonces ha estado prestando servicios en la misma empresa. Ayer con barba de tres días, no tan delgadito y sin rastro de los granos, tuve la ocasión de compartir mesa y mantel con Don Borja Reinares que hace mucho ya que se ha convertido en un enorme profesional pero que celebra el dar un salto importante en su carrera profesional incorporandose a BBVA.

En su Bonilista, David Bonilla recomienda que (en tiempos donde las empresas lloran por las esquinas ante la falta de talento) si uno hace la fuerte inversión de contratar a alguien senior, por un poco más, se le suplemente con alguien junior, por si acaso alguno se va en breve, y con el extra de que alguien no puede considerarse plenamente senior si nos es capaz de ayudar a otros a crecer profesionalmente.

En mi primer trabajo TIC, en una Argentaria a la que se acababa de incorporar Francisco Gonzalez,  compartí mi juniority absoluta en sistemas HP-UX y Sybase con un buen grupo de jovenes titulados. En pleno boom de la informática empresarial con el famoso efecto 2000 y la migración al Euro, se reclutaban químicos, físicos, empresariales, FP, titulaciones privadas rarunas…. Pero en el Proyecto Mercados de Argentaria (Andersen Consulting, Coritel y BPM) combinaban estas remesas de jovenes titulados como Carmen Méndez o como yo mismo, con profesionales cuyos conocimientos técnicos eran solo la mitad de brillantes de lo que lo era su personalidad.

Pedro Pablo Pérez y Alberto Muzquiz, hicieron que Carmen aprendiera en apenas un año tantas cosas de redes y comunicaciones que le permitieron hacerse profe sin apenas estudiar. En lo personal hicieron que llorara de pena al irse a un sitio, donde iba a ganar el doble y trabajar la mitad.

En mi parte personal más directa Carolina, Juan Carlos Bartolomé, Rafa, Victor, Juan Villalobos… me hicieron aprender y crecer profesionalmente, pero sobre todo me transmitieron una forma de ayudar a crecer a las personas de tu equipo con respeto y un punto de cariño.

Debo decir en mi demerito, que a mi Junior de referencia, nunca pude/supe arroparle con Seniors de ese estilo, y mucho menos con mis inexistentes habilidades para el desarrollo de software, aunque intenté acompañarle y arroparle en lo perso/profesional, así que el solo se fue desarrollando en ferias, meetups, hackatones con cosas que no podíamos ofrecerle en casa. Más adelante y con la incorporación de WAF al grupo, encontró cobijo y apoyo en grandes profesionales a orillas del Cidacos.

Una vez que yo me eché a un lado, otro de «mis» juniors de oro (Miguel Izquierdo) si que supo ponerle el cascabel al gato para sacarle de su zona de confort y ponerle retos y acompañamiento para hacerle crecer.

Estoy seguro que Borja va a seguir creciendo y me alegro profundamente de ello, pero eso me obliga (nos obliga al sector TIC riojano) a trabajar más duro, para que Borja Reinares el senior, al hacer el petate camino de Madrid pueda decir sin temor a equivocarse «I’ll be back»